Si bien este hecho fue un hito en nuestra historia, también muestra la enorme resistencia de reconocer a la diversidad sexual como una condición inherente a las personas, dado que existimos en el contexto de un sistema cisheteropatriarcal que condena y violenta todo lo que está por fuera de él. Los derechos humanos básicos que cualquier persona debería tener para gozar de una vida digna se ven absolutamente cercenados cuando hablamos de disidencias. Esto no solo refiere a la diversidad sexual, sino también a la intersección con otro tipo de opresiones relacionadas con la racialización, la clase social, los cuerpos no hegemónicos, entre muchas otras.
Datos internacionales
En la actualidad, 64 estados sancionan a la comunidad LGTBIQ+ y le imponen distintos castigos, que van desde la prisión hasta la pena de muerte. De este grupo de países, 32 se ubican en África, 20 en Asia, 6 en Latinoamérica y 6 en Oceanía (Fuente: ILGA 2023). Es decir, un 33% de los países del mundo castigan de alguna forma a la comunidad LGTBIQ+.
De todas formas, aún en los lugares del mundo en los que hay algún tipo de avance en materia de derechos, falta mucho camino por recorrer ya que la violencia hacia las disidencias sexuales es estructural y sistemática. Incluso hay varios casos de graves retrocesos en términos de libertades y protección de los derechos humanos. Por ejemplo, solo en el período 2023 se están tratando 474 proyectos de ley que amenazan los derechos de las personas LGBT en Estados Unidos (Fuente: ACLU 2023).
Datos de Uruguay
En Uruguay, la aprobación del matrimonio igualitario en 2013 lo coloca como el duodécimo país del mundo en permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo biológico, y el segundo en Latinoamérica (el primero fue Argentina). Esto marcó un antes y un después en la lucha por las garantías de derechos. A partir del año 2009, con la reforma integral del sistema de adopción, ya no es un impedimento la orientación sexual ni la identidad de género para poder adoptar. En octubre de 2018 se aprobó la Ley Integral para Personas Trans, legislación que establece medidas positivas para revertir los mecanismos de discriminación y avanzar en las garantías de derechos básicos.
A pesar de estos importantes avances, el LGBT odio está muy presente en la sociedad uruguaya. Por ejemplo, en 2019 se consiguieron las firmas necesarias para llevar adelante un prereferéndum con el fin de anular la Ley Integral para Personas Trans. Además, en 2020 siete de cada diez personas dentro de la comunidad LGBTI reportaban haber atravesado una situación de violencia, acoso o discriminación en ámbitos laborales. El colectivo trans denuncia que solamente entre un 2% y 3% de las personas de la comunidad accede a trabajos formales.
Por otro lado, en 2022 se presentó un proyecto de Ley en el Parlamento donde se proponía la prohibición del lenguaje inclusivo en los centros de enseñanza y entes públicos, argumentando que su utilización se trataba de una “moda” y un “atentado contra la laicidad”. La identidad de género no es una moda y repudiamos los discursos de odio y discriminación que este tipo de proyectos perpetuan.
A su vez, la reforma en la previsión social perjudica directamente a las personas trans. Específicamente, el aumento en la edad jubilatoria a 65 años no tiene en consideración que actualmente la esperanza de vida de dicha población se encuentra entre 35 y 40 años producto de las constantes violencias y vulneraciones de las que son víctimas. Por esto, repudiamos además los ataques dirigidos hacia personas trans y recordamos así a Victoria Pereira, mujer trans de 22 años asesinada este año en Rivera.
El sistema cisheteropatriarcal, la desinformación, el tabú, la discriminación y los fundamentalismos nos han traído hasta aquí, hasta el punto de tener que luchar con nuestras propias vidas para obtener o defender nuestros derechos más básicos, desarrollar una vida plena y libre de violencias.
Ante la avanzada de la intolerancia y la proliferación de los discursos de odio debemos responder con resistencia, solidaridad y organización social. En la unión está nuestra fortaleza para luchar juntes por un mundo donde todes podamos ser parte.
Basta de homolesbobitransodio.
No dudamos en alzar nuestra voz frente y contra el odio.