Proclama 1ero de mayo
Este 1° de mayo nos encuentra en un momento crítico de nuestra humanidad. Se conjugan varias crisis de escala global y queda demostrado una vez más cómo el sistema capitalista, racista y cisheteropatriarcal no sólo NO funciona, sino que atenta contra la vida de todes. Nuevamente ha quedado en evidencia la importancia de las tareas de cuidado, históricamente subvaloradas, feminizadas y precarizadas, pero que sin ellas la sociedad no se sostiene. También ha quedado claro cómo la violencia basada en género aumenta hacia mujeres, niñes y disidencias, no como un efecto colateral, sino como un problema sistémico que se intensifica en este panorama. Corremos aún más peligro en nuestros propios hogares y no hay políticas concretas desde el Estado para protegernos.
Más allá de la coyuntura que estamos atravesando, la Violencia Basada en Género nos afecta de forma cotidiana en los diversos lugares que habitamos. En el ámbito laboral, el acoso persiste en distintas formas y los mecanismos de denuncia aún son deficientes y revictimizantes. Ser mujeres afecta nuestra seguridad y bienestar en el ejercicio de nuestro trabajo, dado que, entre otras cosas, seguimos siendo discriminadas por la posibilidad de gestar y/o maternar. Los espacios de trabajo tampoco cumplen con aspectos básicos de seguridad e higiene, respecto a lugares para lactancia y guarderías, lo cual nos margina y nos pone en desventaja.
También persiste en Uruguay una brecha salarial por género que asciende al 25%, brecha que aumenta si se trata de mujeres afro y es aún mayor para las mujeres migrantes y para las mujeres trans. La misma escala de desigualdad aparece en los índices de desempleo e informalidad. Los recortes en las fuentes de trabajo los sufren primordialmente las mujeres, que se ven forzadas a trabajar en tareas de cuidado mientras el resto del mercado de trabajo sigue siendo mayoritariamente ejercido por varones.
Por otro lado, la precarización es extrema para las trabajadoras sexuales y las personas en situación de prostitución, lo cual empeora en el contexto actual. Este colectivo, junto con sus familias, se enfrenta al hambre y al desalojo sin haber respuestas eficaces por parte del Estado.
En este día de les trabajadores, sumamos nuestras voces para reafirmar que estamos alerta ante los intentos de cercenar nuestra democracia y retroceder en derechos que han implicado años de lucha y de organización comunitaria y sindical. Utilizar una herramienta jurídica, como las leyes de urgente consideración (LUC) para realizar cambios estructurales a lo largo y ancho del estado en plazos demasiado estrechos, mientras atravesamos una crisis sanitaria mundial, es absolutamente antidemocrático, es abuso de poder, es violencia patriarcal. ¿A quién le sirve una nueva normalidad si las lógicas patriarcales siguen moldeando nuestra sociedad? La LUC atenta contra los derechos de les trabajadores lo cual vulnera aún más a las mujeres y disidencias.
En este momento bisagra se destaca la esencialidad de las diversas redes solidarias que se tejen entre el movimiento social y comunitario. De esto se trata la transformación que creemos posible como feministas. El desafío consiste en consolidar un movimiento en dirección opuesta a quienes buscan imponer un orden social que fomenta la desigualdad, la fragmentación y la injusticia.
Aunque no podamos manifestarnos en las calles libremente, porque entendemos la gravedad de la emergencia, tenemos claro que la salida de este período es mediante la acción colectiva. Daremos una respuesta basada en el autocuidado, que es una herramienta de construcción colectiva feminista. Estar atentas a la realidad de las compañeras para sostenernos entre todas es un acto político de resistencia.
Quienes ostenten el poder tienen que saber que no aceptaremos retrocesos en nuestros derechos, ni como trabajadoras ni como mujeres y que buscaremos herramientas que nos permitan seguir denunciando y enfrentando esta realidad juntas.
Feminismo es resistencia y transformación.
Estamos alerta.